La moneda representa el poder adquisitivo en el mercado de divisas, cuando se cambia una moneda por otra se renuncia al poder adquisitivo de la primera para disponer del poder adquisitivo de la segunda.
El mercado de divisas es el marco organizacional dentro del que los bancos, las empresas y los individuos compran y venden monedas extranjeras. En otras palabras, es el conjunto de mecanismos que facilitan la conversión de monedas.
El uso del dólar como moneda vehicular no sólo reduce el número de parejas de monedas, sino que también aumenta el tamaño y la liquidez de los mercados, simplifica los procedimientos para los operadores de divisas y reduce los saldos en diferentes monedas que necesitan mantener.
En los últimos años el papel del dólar como moneda vehicular en el mercado de divisas se debilita a causa del surgimiento de algunas monedas que desempeñan dicho papel en el ámbito regional: el euro en Europa y el yen japonés en Asia.
La noticia de esta semana habla sobre la importancia que ha tomado la moneda china dentro de las transacciones internacionales y cómo es que puede llegar a posicionarse por encima del dólar como moneda vehícular.
A pesar de la creciente importancia económica de China, que ya es la potencia económica mundial, su moneda renminbi (o yuan) no puede ser una moneda de transacciones ni mucho menos de reserva. Para que esto suceda, China tiene que cumplir con las siguientes condiciones:
1. Liberalizar la cuenta de capital.
2. Establecer plena convertibilidad de la moneda.
3. Generalizar el acceso a la información económica y financiera (transparencia).
La guerra de divisas es aquella que todos niegan y, a la vez, todos ponen en práctica. Y eso es lo que estamos viviendo con un aumento desproporcionado de la masa monetaria a nivel global. China supera a EEUU, Japón y la UE en desequilibrio entre aumento de la masa monetaria y crecimiento del PIB real y eso, aunque le moleste al Club de la Impresora, siempre –siempre- estalla.
La diferencia entre la moneda de reserva global y las demás, con todos los errores y desequilibrios que genera EEUU, es que se beneficia en términos relativos porque los demás desorientados piensen que pueden hacer lo mismo que EEUU porque lo deciden los políticos. Así, banco central tras banco central, país tras país, se va acercando al precipicio monetario bajo las hipótesis de que “no hay riesgo”, “todo el mundo lo hace” y “esta vez es diferente”.
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